lunes, 22 de septiembre de 2014

DELIA DOMÍNGUEZ (Osorno, Chile, 1931-2022)




 
DELIA DOMÍNGUEZ. Poeta chilena. Osorno, 1931-2022.


ROPA LIMPIA

Un día
uno sale a encontrar la muerte,
sin equipaje,
sin muda para la otra semana
con la única camiseta blanca
que quedaba
del tiempo de colegio.
Un día
uno se apura como malo de la cabeza,
como si tuviera que llegar
a todos los trenes
y saludar a medio mundo.
Un día
uno no sabe quién diablos
tendrá suficiente amor entre las manos
para arreglarle
esos asuntos particulares
que siempre quedan flotando
después de la catástrofe,
o quién diablos
va a cerrarle los cajones del velador
con las fotografías secretas
de esa edad
en que la musculatura orgullosa y dorada
era toda la potencia con que contábamos
para vivir.
Un día
uno no vuelve más
por ropa limpia.

ESTA ES LA CASA


Esta es la casa
aquí la tienes con la puerta abierta
Aquí vivo
conjurada por la noche de campo
y los mugidos de las vacas
que van a parir a la salida del invierno.
Entra en las piezas de sentimiento antiguo
con manzanas reinetas
y cueros claveteados en el piso.
Esta es la casa para ser como somos,
para contar las velas de cumpleaños
y las otras también,
para colgar la ropa y la tristeza
que jamás entregaremos a la luz.
Este es el clima, niebla y borrasca,
sol partido entre los hielos
pero encima de todo:
un evangelio duro
una pasión sin vuelta
una carta de agua para la eternidad.
Esta es la zona: Km. 14, Santa Amelia,
virando hacia el oeste,
con todas las jugadas de la vida
y todas las jugadas de la muerte.
Esta es la casa raspada por los vientos
donde culebreaban los inviernos
de pared a pared
de hijo a hijo
cuando nos aliviábamos con ladrillos caldeados
para aprender las sagradas escrituras
que la profesora de la Escuela Catorce
sacaba de un armario
o de los dibujos de un pañuelo.
Esta es la fibra fiel de la madera
donde calladamente me criaron
entre colonos y mujeres
que regresaron a su greda.
Aquí vivo con la puerta abierta
y este amor
que no sirve para canciones ni para libros,
con mi alianza sin ruido a Santa Amelia
donde puedes hallarme a toda hora
entre las herramientas y la tierra.


EL SOL MIRA PARA ATRÁS


 En el cielo

El sol mira para atrás

Porque tiene que llamar agua,

Y tú conoces las señales

Los sagrados olores de la tierra

Y empiezas a lustras tus botas

La escopeta del 16

Que el abuelo colgó en el comedor

En este otoño de su muerte.

Y en el morral huequeado por antiguos

Reventones de pólvora,

Hay un juego de naipes gastados

Como esa risa que fuimos perdiendo

Cuando nos vendaron los sueños

Para que creciéramos

Más tranquilos, más ciegos,

Y no preguntáramos

Por qué el sol miraba para atrás

Desde el umbral sonoro de la lluvia,

O por qué los que amábamos

No volvieron jamás

Para justificar su eternidad

A nuestro lado,

Y tú

Y yo

Tuvimos que ir guardando las sillas vacías

Pasando llave

En el óxido de las chapas antiguas

Pasándonos una costura en la boca

Para quedarnos

Con las palabras estrictamente necesarias

A nuestro sencillo amor.

El sol mira para atrás

Porque tiene que llamar agua

Y se ilumina la copa de los manzanos

Y nos entra un frío por las rodillas

Avisándonos la primera señal.


LOS CÓMPLICES

Te decía en la carta
que juntar cuatro versos
no era tener el pasaporte a la felicidad
timbrado en el bolsillo,
y otras cosas más o menos serias
como dándote a entender
que desde antiguamente soy tu cómplice
cuando bajas a los arsenales de la noche
y pones toda tu alma
y la respiración
perfectamente controlada,
por mantener en pie tus rebeliones
tus milicias secretas
a costa de ese tiempo perdido
en comerte las uñas, en mantener a raya
tus palpitaciones,
en golpearte el pecho por los
malos sueños,
y no sé cuántas cosas más
que, francamente, te gastan la salud
cuando en el fondo
sabes que estoy contigo
aunque no te vea
ni tome desayuno en tu mesa
ni mi cabeza amanezca en tu pecho
como un niño con frío,
y eso
no necesita escribirse.

martes, 2 de septiembre de 2014

DIEGO MAQUIEIRA






DIEGO MAQUIEIRA. Poeta chileno, nacido en Santiago en 1951.


ARS VITAE

Teníamos fuerte afición al vino
le rendíamos culto a los racimos de uva
y éramos arrogantes, crédulos
pendencieros
Preferíamos la muerte
a perder la libertad
y llevábamos la alegría del amor
hasta las puertas del infierno
hasta desafiar a la misma muerte
desnudándonos en pleno combate
o agrandándonos las heridas recibidas
Y si veíamos en peligro la vida
de nuestras mujeres y la nuestra
nos dábamos muerte por gusto continuo
Y éramos tan arrebatados en la guerra
que jamás actuábamos de acuerdo a un plan
No conocíamos ni la humildad
ni la caridad, ni la abnegación
ni la dulzura
Éramos serios y semifabulosos
y adorábamos a nuestras esposas
que adoraban el falo y el oro.


LA TIRANA I
(ME SACARON POR LA CARA )


Yo, La Tirana, rica y famosa
la Greta Garbo del cine chileno
pero muy culta y calentona, que comienzo
a decaer, que se me va la cabeza
cada vez que me pongo a hablar
y hacer recuerdos de mis polvos con Velázquez.
Ya no lo hago tan bien como lo hacía antes
Antes, todas las noches y a todo trapo
Ahora no.
Ahora suelo a veces entrar a una Iglesia
cuando no hay nadie
porque me gusta la luz que dan ciertas velas
la luz que le dan a mis pechugas
cuando estoy rezando.
Y es verdad, mi vida es terrible
Mi vida es una inmoralidad
Y si bien vengo de una familia muy conocida
Y si es cierto que me sacaron por la cara
y que los que están afuera me destrozarán
Aún soy la vieja que se los tiró a todos
Aún soy de una ordinariez feroz.





LA TIRANA III
(PULL DOWN THY VANITY)

Deja de mirarte por alguna vez en el cielo
y sácate ese sombrero elegante, Velázquez
porque te voy a hablar de amor
Eres un brillante ramplón y un sabio
Tal vez el último que haya tocado el alma
de esta pandilla, de estos pajes que hablan
y caen aquí en este salón encantador
Porque dime, ¿en qué otro salón,
sobre qué otra alfombra,
podría haberse juntado tanta mediocre notabilidad?
Que no saben ni lo que es la gran vida
ni un antiguo pebetero de cloisonné
ni un buen polvo lleno de ternura
Velázquez, por favor, echa a los mozos
Porque como ya sé que me has abandonado
y que piensas robarme toda mi plata
No te quedes con todo, no seas tan duro
déjame por lo menos tu vanidad
Deja a un lado tus modales de chambelán
y escúchame que ya no voy a hablar más
El amor que yo llevo adentro es terrible
es como arrasar viento y conmover despojos
se va acercando a los ojos de Dios
va levantando un vuelo de Juicio Final
y se va haciendo tan grande, tan adverso
que ya no hay cómo echarlo abajo
No se te ocurra intentarlo, Velázquez
Nos aplastaría a todos.






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