viernes, 29 de agosto de 2014

JAIME QUEZADA


 
JAIME QUEZADA (Los Ángeles, 1942) . Poeta chileno. Pertenece a la generación de 1960.




TEMPRANÍA

Yo era un niño sentado en una sillita de paja
en medio del jardín
Se reían de mi baba
Me tiraban piedras y manzanas
Devolvía yo las piedras
Y me comía las manzanas

Después fui un muchacho lleno de sueños
proféticos

Ahora me siento diariamente a la cabecera de la mesa
En una silla eléctrica
Pidiendo a gritos que me tiren
Piedras y manzanas.




RETRATO HABLADO

Digo pan
Y la mesa extiende su mantel
Como un cuaderno de dibujo
Y en un abrir y cerrar de ojos
Ya no existe el pan
Ni la mesa
Ni el mantel:
Sólo el retrato hablado de mi hambre.




TABLA DE ASTRONOMÍA

En el verano de 1910 el cometa Halley
            apareció en los cielos de Chile
Ese mismo año murió el presidente Pedro Montt
En 1758 hubo una lluvia de aerolitos
Y piedras de fuego quemaron los muchos bosques
            del verde territorio
También una sequía en 1834
Y una plaga de ratas y ratones asoló campos y graneros
            al igual que en el verano de 1986
Sólo que ahora incluyendo cárceles secretas
            cuarteles estadios de fútbol conventos y ciudades
(Y la muerte del presidente)

En el año de 2062 el cometa Halley
            aparecerá otra vez en los cielos de Chile
Para entonces yo Jaime Quezada
            sobreviviente chozno de tanta historia
Estaré a la sombra de una nube atómica
Rascándome con una teja en medio de la ceniza
O muy sentado en una mecedora silla de neutrones
A sombra de un nuevo manzano en flor
Recordando la infancia de mi padre
Cuando se hacía retratar bajando de un caballo en 1910.

jueves, 21 de agosto de 2014

CRISTIÁN VILA RIQUELME






CRISTIÁN VILA RIQUELME: Poeta, escritor, ensayista. Nace en Villa Alemana-Chile en 1955



PROPOSICIONES DESHONESTAS


1) spinoza tenía razón: sólo la geometría desordena las pasiones,
2) heráclito tenía razón: del equilibrio no nace nada,
3) la boétie tenía razón: los tiranos son tigres de papel,
4) nietzsche tenía razón: a dionisos lo crucificaron,
5) diógenes tenía razón: uno se compra los amos que tiene,
6) bakunin tenía razón: dios y el estado y la puta que los parió,
7) wittgenstein tenía razón: el lenguaje de los pájaros abarca el mundo,
8) messiaen tenía razón: la música es el lenguaje de los pájaros,
9) brassens tenía razón: somos todos polizontes de la canción,
10) van gogh tenía razón: su oreja cortada es la historia del arte,
11) artaud tenía razón: sólo vale la sin razón de la razón,
12) rimbaud tenía razón: hay que emigrar hacia el sol para morir



CANTO II
A Jaime Quezada

Alli veo el ojo del mar como el de los dioses antiguos
la ofrenda de la danza que muestran las muchachas desnudas
siento su mano sobre mì y tiemblo como el reflejo del sol sobre las olas
gigantes:
centauro sin cabeza
cabeza sin centauro
pez

y vuelvo a abrir desmesuradamente las aletas de la nariz
y vuelvo a despertar entre tambores secretos
y cerca de mì vuelven los cantos de la fertilidad
y vuelvo a ser devorado por el mar cuando el misterio de todo
o de nada lucha por permanecer oculto
y el mar es el templo y es el mar su propio oficiante:
el sacrificio es siempre uno de nosotros que vuelve a nacer o a morir
alli diviso la sombra de un destino comùn
a la velocidad de los amantes jovenes: ràpida o lentamente
siento sobre mi la impudicia de un cuerpo que es mi cuerpo y todos
los cuerpos
como prometeo robando el fuego de unos dioses demasiado ocupados
por si mismos
y de pronto todo se transforma en la lenta danza de una historia que
no fue secreta
y esa historia es el mar y es el mar el cuerpo que me roba prometeo
o yo mismo
y escucho su secreto y las palabras de su rito en el que todo rostro se
llena de màscaras
y soy el beso salado de las màscaras al entrar en el templo

todo a la vez:
rito y equivoco
mito y ofrenda.



domingo, 17 de agosto de 2014

ENRIQUE LIHN. Poeta chileno (Santiago 1929-1988)





ENRIQUE LIHN. Poeta chileno (Santiago 1929-1988)


MONÓLOGO DE UN PADRE CON SU HIJO DE MESES


Nada se pierde con vivir, ensaya:
aquí tienes un cuerpo a tu medida
Lo hemos hecho en sombra por amor a las artes de la carne
pero también en serio
pensando en tu visita como en un nuevo juego gozoso y doloroso;
por amor a la vida, por temor a la muerte y a la vida,
por amor a la muerte
para ti o para nadie.

Eres tu cuerpo, tómalo, haznos ver que te gusta como a nosotros este doble regalo que
te hemos hecho y que nos hemos hecho.
Cierto, tan sólo un poco del vergonzante barro original,
la angustia y el placer en un grito de impotencia.
Ni de lejos un pájaro que se abre en la belleza del huevo,
a plena luz, ligero y jubiloso, sólo un hombre:
la fiera vieja del nacimiento, vencida por las moscas, babeante y rebosante.

Pero vive y verás el monstruo que eres con benevolencia
abrir un ojo y otro así de grandes,
encasquetarse el cielo, mirarlo todo como por adentro,
preguntarle a las cosas por sus nombres
reír con lo que ríe,
llorar con lo que llora,
tiranizar a gatos y conejos.

Nada se pierde con vivir, tenemos todo el tiempo del tiempo por delante
para ser el vacío que somos en el fondo.
Y la niñez, escucha:
no hay loco más feliz que un niño cuerdo
ni acierta el sabio como un niño loco.
Todo lo que vivimos lo vivimos ya a los diez años más intensamente;
los deseos entonces se dormían los unos en los otros.
Venía el sueño a cada instante,
el sueño que restablece en todo el perfecto desorden
a rescatarte de tu cuerpo y tu alma;
allí en ese castillo movedizo eras el rey, la reina, tus secuaces, el bufón que se ríe de sí mismo,
los pájaros, las fieras melodiosos.

Para hacer el amor allí estaba tu madre
y el amor era el beso de otro mundo en la frente,
con que se reanima a los enfermos,
una lectura a media voz,
la nostalgia de nadie y nada que nos da la música.

Pero pasan los años por los años y he aquí que eres ya un adolescente.
Bajas del monte como Zaratustra a luchar por el hombre contra el hombre:
grave misión que nadie te encomienda;
en tu familia inspiras desconfianza,
hablas de Dios en un tono sarcástico, llegas a casa al otro día, muerto.
Se dice que enamoras a una vieja, te han visto dando saltos en el aire,
prolongas tus estudios con estudios de los que se resiente tu cabeza.
No hay alegría que te alegre tanto como caer de golpe en la tristeza
ni dolor que te duela tan a fondo como el placer de vivir sin objeto.
Grave edad, hay algunos que se matan porque no pueden soportar la muerte,
quienes se entregan a una causa injusta en su sed sanguinaria de justicia.
Los que más bajo caen son los grandes,
a los pequeños les perdemos el rumbo.
En el amor se traicionan todos,
el amor es el padre de sus vicios.
Si una mujer se enternece contigo le exigirás te siga hasta la tumba,
que abandone en el acto a sus parientes,
que instale en otra parte su negocio.

Pero llega el momento fatalmente en que tu juventud te da la espalda
y por primera vez su rostro inolvidable en tanto huye de ti que la persigues a salto de ojo,
inmóvil, en una silla negra.
Ha llegado el momento de hacer algo parece que te dice todo el mundo
y tu dices que sí, con la cabeza.
En plena decadencia metafísica caminas ahora con una libretita de direcciones en la mano,
impecablemente vestido,
con la modestia de un hombre joven que se abre paso en la vida,
dispuesto a todo.
El esquema que te hiciste de las cosas hace aire y se hunde en el cielo dejándolas a todas en su sitio.
De un tiempo a esta parte te mueves entre ellas como un pez en el agua.
Vives de lo que ganas, ganas lo que mereces, mereces lo que vives:
eres, por fin, un hombre entre los hombres.

Y así llegas a viejo como quien vuelve a su país de origen después de un viaje interminable corto de revivir, largo de relatar,
te espera en tí la muerte, tu esqueleto con los brazos abiertos,
pero tu la rechazas por un instante,
quieres mirarte larga y sucesivamente en el espejo que se pone opaco.
Apoyado en lejanos transeúntes vas y vienes de negro,
al trote,conversando contigo mismo a gritos, como un pájaro.
No hay tiempo que perder, eres el último de tu generación en apagar el sol y convertirte en polvo.

No hay tiempo que perder en este mundo embellecido por su fin tan próximo.
Se te ve en todas parte dando vueltas en torno a cualquier cosa como en éxtasis.
De tus salidas a la calle vuelves con los bolsillos llenos de tesoros absurdos: guijarros, florecillas.
Hasta que un día ya no puedes luchar a muerte con la muerte y te entregas a ella, a un sueño sin salida, más blanco cada vez, sonriendo, sollozando como un niño de pecho.

Nada se pierde con vivir, ensaya: aquí tienes un cuerpo a tu medida,
lo hemos hecho en la sombra por amor a las artes de la carne pero también en serio,
pensando en tu visita
para ti o para nadie



PORQUE ESCRIBÍ

Ahora que quizás, en un año de calma,
piense: la poesía me sirvió para esto:
no pude ser feliz, ello me fue negado,
pero escribí.

Escribí: fui la víctima
de la mendicidad y el orgullo mezclados
y ajusticié también a unos pocos lectores;
tendí la mano en puertas que nunca, nunca he visto;
una muchacha cayó, en otro mundo, a mis pies.

Pero escribí: tuve esta rara certeza,
la ilusión de tener el mundo entre las manos
—¡qué ilusión más perfecta! como un cristo barroco
con toda su crueldad innecesaria—
Escribí, mi escritura fue como la maleza
de flores ácimas pero flores en fin,
el pan de cada día de las tierras eriazas:
una caparazón de espinas y raíces

De la vida tomé todas estas palabras
como un niño oropel, guijarros junto al río:
las cosas de una magia, perfectamente inútiles
pero que siempre vuelven a renovar su encanto.

La especie de locura con que vuela un anciano
detrás de las palomas imitándolas
me fue dada en lugar de servir para algo.
Me condené escribiendo a que todos dudaran
de mi existencia real,
(días de mi escritura, solar del extranjero).
Todos los que sirvieron y los que fueron servidos
digo que pasarán porque escribí
y hacerlo significa trabajar con la muerte
codo a codo, robarle unos cuantos secretos.
En su origen el río es una veta de agua
—allí, por un momento, siquiera, en esa altura—
luego, al final, un mar que nadie ve
de los que están braceándose la vida.
Porque escribí fui un odio vergonzante,
pero el mar forma parte de mi escritura misma:
línea de la rompiente en que un verso se espuma
yo puedo reiterar la poesía.

Estuve enfermo, sin lugar a dudas
y no sólo de insomnio,
también de ideas fijas que me hicieron leer
con obscena atención a unos cuantos psicólogos,
pero escribí y el crimen fue menor,
lo pagué verso a verso hasta escribirlo,
porque de la palabra que se ajusta al abismo
surge un poco de oscura inteligencia
y a esa luz muchos monstruos no son ajusticiados.

Porque escribí no estuve en casa del verdugo
ni me dejé llevar por el amor a Dios
ni acepté que los hombres fueran dioses
ni me hice desear como escribiente
ni la pobreza me pareció atroz
ni el poder una cosa deseable
ni me lavé ni me ensucié las manos
ni fueron vírgenes mis mejores amigas
ni tuve como amigo a un fariseo
ni a pesar de la cólera
quise desbaratar a mi enemigo.

Pero escribí y me muero por mi cuenta,
porque escribí porque escribí estoy vivo.



viernes, 15 de agosto de 2014

FEDERICO SCHOPF








FEDERICO  SCHOPF .  Poeta, Osorno-Chile, 1940.

 

Narciso

HE aquí el joven cayendo sobre el lecho
Se mira al espejo y no ve nada
Más que sus labios rojos y un fragmento
De pared que cuelga en otro espejo
En que ve el desorden de las sábanas
Y la sombra de quien cierra la puerta.


Escoba

Y aquí estamos de nuevo en la cama
Entrelazados provisoriamente
Por diversos motivos
Que no hacen sino prolongar
El momento del fin y tu rencor
Creciente de sentirte utilizada
Por quién más generosamente
Suponía que éramos
Una sociedad de socorros mutuos.


Las musas del metro salidas de la sombra


MUJERES que caminan
Como si estuvieran empantanadas
O los zapatos fueran parte del asfalto pegajoso
Caliente el cuerpo hacia delante o en fricción
El movimiento de las piernas
Con la ropa y la ropa de los transeúntes
En el mar proceloso de la calle
El pelo sucio
O que parece sucio
Dándole sombra al rostro
Arrastrando las llamas de la sombra
A la luz de la tarde y de la carne en dispersión
Pánica a los cuatro vientos que se recogen
En la boca del metro.


jueves, 14 de agosto de 2014

ANTONIO CISNEROS







ANTONIO CISNEROS, poeta-Perú. Nace en 1942 y fallece en 2012.


LA ARAÑA CUELGA DEMASIADO LEJOS DE LA TIERRA

La araña cuelga demasiado lejos de la tierra,
tiene ocho patas peludas y rápidas como las mías
y tiene mal humor y puede ser grosera como yo
y tiene un sexo y una hembra -o macho, es difícil
saberlo en las arañas- y dos o tres amigos,
desde hace algunos años
almuerza todo lo que se enreda en su tela
y su apetito es casi como el mío, aunque yo pelo
los animales antes de morderlos y soy desordenado,
la araña cuelga demasiado lejos de la tierra
y ha de morir en su redonda casa de saliva,
y yo cuelgo demasiado lejos de la tierra
pero eso me preocupa: quisiera caminar alegremente
unos cuantos kilómetros sobre los gordos pastos
antes de que me entierren,
y ésa será mi habilidad.





EL CEMENTERIO DE VILCASHUAMAN


Sólo las cruces verdes,
las cruces azules,
las cruces amarillas:
flores de palo entre la tierra de los hombres
y el espacio que habitan los abuelos.
No edificios construidos con usuta
donde las cenizas se oxidan sin mezclarse.
Sólo las cruces verdes,
las cruces azules,
las cruces amarillas.
Moran aquí nuestros primeros padres:
bien dispuestos y holgados
y armoniosos entre los rojos campos
y las colinas interiores del planeta.
"La carne aguanta menos que el maíz
y menos que los granos el vestido:
más que el algodón la lana
pero menos que el hueso:
y más que las costillas quebradizas aguanta el viejo cráneo".
Y llegado el momento
regresan a la tierra
igual como la arena se mezcla con la arena.
Abuelo Flores Azules de la Papa,
Abuelo Adobe,
Abuelo Barriga del Venado.
(Y en el techo del mundo de los muertos
como un río de gorgonas la sequia sucede a las inundaciones
y los hijos mueren de sed junto a las madres
ya muertas por el agua).
"Donde tu fuerza, abuelo, que los ojos del fuego no te alcanzan".
Sólo los viejos nombres de acuerdo a edad y peso.
Sólo las cruces verdes,
las cruces azules,
las cruces amarillas.
No el arcángel del siglo XIX
la oferta y la demanda y las cenizas solas.
Abuelo Flores Azules de la Papa.
Abuelo Adobe,
Abuelo Barriga del Venado.
"Moja este blanco sol, Abuelo Lluvia".
Mientras la tierra engorda.




TRANVÍA NOCTURNO


Sido como fui el fauno real de Niza, la pantera -de
Argel- en el Hyde Park, gárgola alegre del
valle de Huamanga,
oh vedme convertido en el gorgojo tuerto del Danubio:
pimientos y vigilias sin rumbo y sin respuesta.
Virgen necia entre las vírgenes prudentes, un solo ojo
apestado que no ve
el cielo atrás del cielo, el triunfo de los hombres
que vendrán.
Sin lámpara de aceite que descubra las más verdes colinas
en los ojos
de un borracho fondeado en el tranvía a la hora del búho.
Campos de ámbar y avena que no oteo, gorgojo que ahora
evito:
No hay días venideros, apenas un tranvía cargado de
borrachos
como un carbón prendido entre la niebla.




UN PERRO NEGRO


Un perro. Un prado.
Un perro negro sobre un gran prado verde.

¿Es posible que en un país como éste aún exista un perro
negro sobre un gran prado verde?

Un perro negro ni grande ni pequeño ni peludo ni pelado
ni manso ni feroz.

Un perro negro común y corriente sobre un prado ordinario.
Un perro. Un prado.

En este país un perro negro sobre un gran prado verde
Es cosa de maravilla y de rencor.

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